( Imagen de la red)
Si me dejara llevar por la poesía...
no haría otra cosa que poetizarlo todo:
cada amanecer, la risa, el desayuno a medias,
el camino al trabajo, el autobús, la escuela,
la llamada sorpresa, las confidencias,
las miradas, las manos, los gestos,
las miradas, las manos, los gestos,
los abrazos de oso de mis hijos,
esa mirada cómplice tras el secreto,
esa mirada cómplice tras el secreto,
el olor de la cena, el baño infantil, los juegos,
el libro abierto en la cara dormida,
el beso ( y en el beso, todos los besos...)
¡Qué pena que la poesía